- Le dije: Muchacha…
Goza el amor, cantan un pregón, recibe el alba.
Pinta la luz, ten ilusión, sonríe y baila.
- ¡Muchacha!
Toma la rosa que te doy hoy a manos anchas,
mira mi rostro y ve como en ti yo voy a plantarla,
no digas nada y siente que floreces mágica,
que de tus entrañas un jardín brota con calma;
y bajo sabanas despiertas extasiada…
Toma una rosa, muchacha; y seca las lagrimas
amargas que han mojado la ventana. También
pídele a las ansias que salgan ya de tu alcoba,
que voy a entrar con mi escoba para limpiarla de
traumas; toma una rosa y sé sensata al plantarla.
Un serpentín se enciende en mí con tus caricias,
mis labios pican, se acalambran y desmayan,
los tuyos andan como un beso en la mañana. Tú
en fuente en magma, llena de aguas sin filtrarlas;
soltando pétalos de rosas y esperanzas…
- ¡Toma una rosa!
Muchacha, siéntete en flor de las que salen de
tu estampa. Siéntate al Sol para que sequen ya
tus lagrimas; y abre los pétalos que llevas en la
espalda. Oye a tu pecho que te grita estás flechada;
y muérdeme un beso, enamorada y romántica.
Vive en tus labios los albores de esta estampa
mágica. Canta mis cantos que en felicidad no fallan,
vago y tú vagas, desnuda y cándida por veredas y
por plazas. Hueles a flor de mañana, abierta y
mágica; la lujuria te trae dicha y borras manchas.
- Y loca andas, en tu farándula, blanca de gracias;
y roja de ganas que no gastan…
- ¡Muchacha amada…!
Siente mi ardor y en tus entrañas bulle placida,
tus venas áureas florecen al calor hipnotizadas,
con tus sudores resplandecen mis palabras; y en
sueño acabas, conmigo al alba. Cual tierna flor
que como alma brota mágica; de tus entrañas.
- ¡Y tu flechada, rocías las rimas de esta prosa
en ti inspirada; en musa de fabulas clásicas!
Yo en jardín de madrugadas, tú en rosa magmica
orgásmica, suspirando al cielo, erizadas por la
espalda. Y en fuente inundas la sala con el agua
de tus lágrimas, que al amar ya no son tantas;
tu pecho salta, tu cuerpo nada y yo soy lancha.
- Le dije, muchacha; suculenta flor de nata…
Y no esperó a que terminara de elogiarla; y ha
gritado que me ama e idolatra. Y con sus dulces
besos me ha extasiado entre sus sabanas, justo
cuando el verso terminaba; yentre pétalos mi
nombre ella gritaba, que mi hombre daba alas.
Yo ilusionado como Rey de Espada en cartas,
que en serio gana cuando sabe que lo aman,
que en juegos le habla, la acaricia y la derrama;
y luego calla, para escuchar sus palabras,
encantadas, salir desnudas de su alma…
Y hoy aún me grita al alba enamorada en la
distancia, hechizada como en cuentos de Hadas
Mágicas mundanas. Y hoy aún no dice basta ni
cansada, se derrama, se desnuda va y se entalla;
con las rosas que le dejo en la ventana.
- ¡Toma otra rosa, muchacha; toma otra rosa
ya hechizada…!
Picture by Mary Paquet
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